El pasado sábado día 26 pudimos disfrutar de uno de esos maravillosos días de rugby, que siempre nos ofrecen las Águilas de Toledo, en el que nos enfrentamos primero a Cuenca y luego a las anfitrionas.
El primer partido fue duro y no sólo por las rivales. Se podían ver los nervios en las caras de todas: las debutantes por ser su primer partido y las veteranas por saber que debíamos tratar de suplir la inexperiencia de nuestras compañeras. Los 15 primeros minutos fueron eso, los primeros minutos de rugby de la vida de muchas, y como tal, ¡un adorable desastre desorganizado! Pero poco a poco cada una fue encontrando su sitio y empezamos a hacerle frente a un Cuenca al que cada vez le pesaba más el partido que habían jugado inmediatamente antes. Al final, empate a ensayos pero perdimos por los 4 puntos de las transformaciones.
El partido contra las Águilas fue totalmente diferente. Organizadas, seguras en defensa y sobre todo rápidas. Cada error del Guada era perfectamente aprovechado por cualquier jugadora del Toledo, todas con un grandísimo poder ofensivo. Al final, aunque se lo pusimos lo más difícil que pudimos y hubo varios maul a 5 que defendimos como sí de un final de liga se tratase, la experiencia y el buen rugby les dio la abultada victoria.
Para nosotras, una grandísima experiencia, de la que nos quedamos con las sonrisas y las ganas de más de todas las debutantes. Gracias chicas, sabemos el esfuerzo que os supuso y estamos orgullosas de vosotras.
Y gracias por supuesto a Cuenca, que ya era hora de conocernos, y sobre todo a Toledo, que cada vez nos hace más agradables las visitas. Esperemos que la próxima sea en nuestra casa y podamos estar a la altura.
¡Cuidad vuestros colmillos! ¡Besos y placajes!
